Entonces pienso: uno de mis primeros recuerdos es estar mirando fijo un objeto, y sentir que perdía sentido lo que veía, que se desdibujaban los bordes y que yo, ya no estaba ahí sino en cualquier otro lugar al que el pensamiento me había llevado.
También me miraba al espejo repitiendo mi nombre, hasta sentir que no significaba nada (pequeño-gran descubrimiento) no significa más que una convención...ese nombre que aún cargo y que no es mío.
Otro recuerdo muy antiguo es de una vez que me quemé la pierna y papá me llevaba al hospital a hacer las curaciones...me llevaba él porque mi hermana era muy chica y mamá se quedaba con ella.
Sin embargo no recuerdo a mis viejos juntos...las pocas imágenes que tengo de papá son leyendo un diario o mirando un partido de Boca con la luz apagada y el televisor sin volumen, escuchándo el relato por la radio...(evidentemente ambas costumbres me influyeron).
Por otra parte, me han halagado la memoria muchas veces...recuerdo el primer día de colegio, las mudanzas cuando aún estaba en el jardín y el desfile de gente que siempre, siempre pasó por mi vida.
Empecé a escribir a los 8años...hace ya 15!!! Y sigo buscando algo. Estudié comunicación en un evidente intento de asirme a lo que se transmite, aunque muy en el fondo sigo sintiendo cosas intransmisibles.
La nostalgia, como visitante temprana, me dice que nunca he sido buena anfitriona, los atardeceres, las noches de luna y la lluvia me cortan el aliento. Me presionan el pecho hasta que me duele respirar y a la vez...siento que respiro profundo.
No sabría definir la nostalgia, como a tantas otras cosas que no logro poner en palabras.
Nombrar lo indecible es una tarea árdua...romper los moldes de las palabras, quebrar un sentido.
Finalmente pienso que no sé hasta dónde la buena memoria sea una virtud. A veces es más una maldición, un peso.
No sé tampoco hasta dónde las palabras nombran, definen...a veces borran
Dicen que en la belleza del arte se ve el dolor del artista